Que el sol seque tus lágrimas,
la lluvia lave todas tus penas,
hoy es como nunca, no repitas el ayer.
Esa, la tinta con que escribo mis destino
eres tú, mi sangre.
Mi real y mi fantasía.
Tu ser y mi querer, en el limbo del sueño.
Que no te creo, no es mi culpa.
Son tus irises y ahí me pierdo.
¿Quién dijo que le debo algo a la vida?
Soy mas que esa derrota, soy la victoria detrás de los caídos.
Soy el que se levantó y volvió a caer,
soy lo olvidado.
Soy tu sangre, maldito.
Nadie jura por tí, eres lo incierto.
Y que de estas penas la lluvia se envenene,
mi real se despierte y se desmorone mi fantasía.
Somos un sueño, mis neuronas jugando.
Nos separa un abismo, una sinapsis tan corta y tan larga
como tus abrazos a medias.
No soy tu esclavo, mas bien tu admirador
que no quita la mirada de tus rizos.
Soy la rivera y tú las aguas
arenas
olvido
agua
sangre.
No soy tu premio. Soy mi propio castigo.
