Dueña de las noches y ajena de los días, no hay camino ni respuesta que te traiga de vuelta.
Memoria, olvido, palabras que se pierden en el trajín de los días.
Oportunidades que no tomo,
miedos que no venzo, cadenas que arrastra la marea,
y tu sonrisa es de otra a lo lejos.
Dueño del día, a mi lado en creciente, lejos a la nueva, sin rastros de sombras ni de vida,
el tiempo juntos se lo come el viento,
como un reloj de arena que se desliza entre la grieta
que da al centro del universo.
Nadas contracorriente, mira hacia adelante.
Un abismo nos traga y ni siquiera es real. Todo es unfastidio, una ilusión,
una migraña por tu culpa, por tu ligereza.
Saltar del ocaso al muelle,
caminar por la arena,
mirar las estrellas y contar las que caen,
las que caen como nuestras posibilidades,
nuestros miedos.
¿Ya te olvidaste por completo?
Prometimos en el silencio.
Escuchamos la vida
y callamos la muerte.
Alma aquella que me roba de tus brazos, cintas que até con mis propias manos.
Hasta nunca,
en el mundo todo pasa a su tiempo.
El nuestro pasó, y hasta aquí llega nuestra historia.
Dueños del mundo pero no de nuestro destino.
